¿Qué son?

 

Lo que en Sexología Clínica conocemos como problemas de erección son problemas sexuales que interfieren en la fase de excitación de la respuesta sexual masculina, interrumpiendo su patrón habitual y provocando, por tanto, insatisfacción sexual en el hombre y, frecuentemente, también en su pareja sexual.

 

Este tipo de episodios ha recibido también otras denominaciones en épocas anteriores, como impotencia (Masters y Johnson) o disfunción eréctil (Helen Singer Kaplan), aunque actualmente se emplean otras que resultan más descriptivas y aclaratorias y, sobre todo, menos peyorativas para quien las sufre.

 

Masters y Johnson: La impotencia es la incapacidad de lograr o mantener una erección suficientemente firme para permitir que se inicie o se complete una relación sexual con coito.

 

Helen Singer KaplanLa disfunción eréctil es básicamente un bloqueo de la erección del pene. Los mecanismos reflejos vasculares son incapaces de bombear suficiente sangre a los senos cavernosos del pene para hacer que se haga firme y erecto. Cuando la erección se ha logrado, una intensa reacción del simpático (por angustia o miedo) drenan sangre provocando la caída de la excitación.

 

¿Por qué se caracterizan?

 

Popularmente conocidos como gatillazo cuando se presentan de forma esporádica o en episodios aislados, los problemas de erección se caracterizan sobre todo por la ausencia o pérdida (total o parcial) de la erección en torno a la actividad sexual, pudiendo producirse de diversas formas: ausencia de erección en fases previas al coito, pérdida de la erección en el momento de la penetración, dificultad para mantener la erección de modo satisfactorio a lo largo de la relación sexual, etc.

 

Esta dificultad suele venir acompañada, además, de un intenso malestar emocional derivado del sentimiento de frustración personal por no haber sido capaz de «dar la talla» o «estar a la altura» o por autoetiquetarse de una determinada forma ante esta circunstancia. Por este motivo, suele asociarse en muchos casos a una personalidad bastante autoexigente, cuando menos en lo que respecta al ámbito sexual.

 

¿A quién afectan?

 

Este problema es muy común. La inmensa mayoría de hombres sexualmente activos ha experimentado una o varias veces en su vida episodios de pérdida de erección, aunque generalmente se suelen presentar en hombres en edad adulta y madura.

Con frecuencia, se tiende a relacionar esta dificultad con hombres maduros. Probablemente se deba al hecho de que, en ocasiones, los problemas de erección tienen una causa orgánica o médica subyacente. Sin embargo, es importante aclarar que, si descartamos las causas orgánicas, podemos decir que este problema sexual puede presentarse, potencialmente, en cualquier hombre activo sexualmente, al margen de su edad. Esto es así porque, en la inmensa mayoría de los casos (incluidos aquellos que demuestran tener una causa médica inicial), aparece, de un modo u otro, un importante componente cognitivo-emocional. 

 

Una cuestión clave y determinante es cómo reaccionan el hombre y su pareja sexual ante el primer episodio de problema de erección.

 

Generalmente, la aparición de un problema de erección podría desembocar en la interpretación del episodio como algo natural, sin darle mayor importancia y tratando de canalizar el malestar aprendiendo de ello y hablándolo con la pareja.

 

Sin embargo, en muchos casos, esto resulta muy complicado sin ayuda terapéutica profesional y la insatisfacción generada puede causar toda una espiral de pensamientos y emociones negativas que generalmente acaba empeorando el problema. A partir de ese momento, la forma más adecuada de resolverlo consiste en la intervención mediante terapia psicosexual.

 

¿A qué se deben?

 

Aunque siempre es recomendable iniciar la evaluación de este tipo de casos descartando posibles causas médicas (especialmente de tipo metabólico, neurológico o vascular), la causa más frecuente es la ansiedad provocada por la idea de «haber fallado» (o sensación de fracaso) unida al temor a que el episodio pueda volver a presentarse.

A esta ansiedad pueden acompañar también otras causas de origen psicológico, social, emocional, posibles problemas de pareja, falta de comunicación sexual o de estimulación adecuada, etc. También suelen aparecer numerosos factores que mantienen y/o precipitan el problema, fundamentalmente de tipo cognitivo y emocional.

 

¿Tienen solución?

 

Por supuesto. Una intervención sexológica eficaz pasa por   un proceso de evaluación exhaustiva y personalizada a fin de identificar su causa principal, aunque la aparición del problema suele ser el resultado de la interacción de múltiples factores. No obstante, en un primer momento, siempre es aconsejable descartar cualquier posible causa orgánica mediante una revisión médica urológica.

 

Cuando se identifican causas psicológicas o emocionales (o se presentan causas tanto psicológicas como orgánicas), es preciso recurrir a la figura del terapeuta sexual, que intervendrá mediante técnicas específicamente pensadas para tratar este problema desde la terapia psicosexual.

 

Aunque cada caso puede ser muy diferente, generalmente existen elementos comunes que deben ser tratados específicamente mediante las técnicas psicológicas adecuadas: un elevado nivel de autoexigencia en cuanto al propio rendimiento y un «miedo a no dar la talla ante la pareja sexual» (lo que en Psicología y Sexología Clínica conocemos como rol de espectador) que puede haber aparecido incluso antes del primer episodio de pérdida de erección y que, además, puede estar provocando el mantenimiento del problema.