La erotofobia o miedo al sexo es común en algunos jóvenes
¿Tienes miedo al sexo? ¿Alguna vez has notado que pospones o evitas las relaciones sexuales? ¿Buscas cualquier excusa para no acudir a un encuentro sexual inminente?
Este es uno de los indicadores más habituales de que puedes estar teniendo erotofobia. Esta dificultad sexual también se denomina fobia al sexo.
Esta dificultad sexual puede afectar tanto al hombre como a la mujer. Sin embargo, en las consultas de sexología clínica solemos encontrar más casos entre la población femenina.
Por otra parte, es bastante habitual no ser consciente de que se tiene este problema. No hasta que, por cualquier motivo, aflora. Y generalmente aflora debido a una gran carga emocional negativa y un elevado nivel de estrés que, en algunos casos, incluso puede somatizarse.
Aunque comparte algunos elementos comunes con la aversión sexual, no es exactamente igual. En el caso de la aversión al sexo, aunque también pueden darse conductas de evitación activa de la relación sexual, el componente emocional más destacado es algo parecido a la emoción básica de asco (aversión). En la erotofobia, en cambio, la emoción básica más característica es el miedo.
¿Por qué nos cuesta tanto hablar con naturalidad de nuestras dificultades sexuales?
Si sospechas que puedes estar teniendo este problema, mi recomendación es que no lo dejes estar durante más tiempo. El motivo fundamental es que cualquier tipo de dificultad sexual, pero especialmente aquellas que más nos afectan emocionalmente, suele afectar, con el paso del tiempo, a cada vez más áreas de nuestra vida.
De modo que lo que en un primer momento puede ser simplemente algo que te lleve a situaciones incómodas o que interfiera ante determinados encuentros sexuales, podría llegar a convertirse en un serio problema de salud sexual, psicológica y emocional.
Esto es algo que, de entrada, cualquiera puede comprender ya que, a fin de cuentas, nuestra sexualidad constituye una parcela muy íntima de nuestra vida.
No obstante, tanto el sentido común como la experiencia nos dicen que si queremos solucionar un problema, solo desde una actitud proactiva podremos verdaderamente lograrlo.
Al igual que cuando padecemos alguan dolencia física, acudimos al médico, incluso cuando experimentamos signos de ansiedad o depresión, acudimos ya con más normalidad al psicológo, deberíamos poder sentirnos libres de pedir ayuda sexológica cuando tenemos algún problema que afecta a nuestra sexualidad.
Así pues, no temas hablar del tema con tu pareja -o con esa persona a la que has conocido- con total naturalidad y, a continuación, no dudes en pedir ayuda profesional para recibir terapia sexual.
Si te interesa profundizar más en este tema, te recomiendo leer mi última colaboración con La Vanguardia acerca de la erotofobia.
Foto: Joshua Rawson-Harris (Unsplash).
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